Cicatrización patológica: cuando la piel no sana como debería

La cicatrización es el proceso natural de reparación de la piel tras una lesión. Aunque normalmente deja una marca discreta, en algunas personas puede alterarse y formar cicatrices patológicas, con un crecimiento excesivo o irregular del tejido que afecta la apariencia y la función de la piel.

Dra. Lilyan Marissel Llanca Bravo

10/27/2025

Cicatrización patológica: cuando la piel no sana como debería

Tipos de cicatrices

  • Cicatriz normal: aparece tras una lesión o cirugía. Es inicialmente rosada y algo elevada, pero con el tiempo se aplana y aclara.

  • Cicatriz atrófica: ocurre cuando se pierde tejido, como en el acné o la varicela. Son depresiones o hundimientos en la piel debido a una menor producción de colágeno.

  • Cicatriz hipertrófica: es una cicatriz elevada, firme y rojiza, que se forma por exceso de colágeno, pero se limita al área de la herida. Tiende a mejorar con el tiempo o con tratamiento.

  • Queloide: es una cicatriz que crece más allá de los bordes originales de la herida, puede causar picazón, dolor y continuar aumentando de tamaño con el tiempo. A diferencia de la cicatriz hipertrófica, el queloide no se detiene espontáneamente.

¿Por qué ocurre la cicatrización patológica?

La formación anormal de una cicatriz no depende solo del tipo de herida, sino también de factores internos del cuerpo. En la piel normal, los fibroblastos —las células que producen colágeno— actúan temporalmente para cerrar la herida y luego disminuyen su actividad. En las cicatrices patológicas, este equilibrio se pierde:

  • Los fibroblastos se vuelven hiperactivos, produciendo colágeno tipo III y tipo I en exceso.

  • La inflamación se mantiene más tiempo de lo normal, liberando mediadores como el factor de crecimiento transformante beta (TGF-β), que estimula aún más la proliferación celular.

  • Existe una menor apoptosis (muerte programada) de las células cicatriciales, lo que prolonga su crecimiento.

También se ha observado que las hormonas influyen en este proceso. Los estrógenos y andrógenos pueden alterar la respuesta inflamatoria y la síntesis de colágeno. Por ejemplo, en mujeres jóvenes y durante el embarazo, los niveles elevados de estrógenos pueden favorecer una cicatrización más activa y, en algunos casos, predisponer a la formación de queloides. Asimismo, ciertas fases del ciclo menstrual y las variaciones hormonales de la pubertad pueden modificar la respuesta cutánea ante una lesión.

Además, hay otros factores que aumentan el riesgo:

  • Predisposición genética (mayor incidencia en pieles más oscuras).

  • Zonas del cuerpo sometidas a tensión (pecho, hombros, espalda, orejas).

  • Infecciones, hematomas o cierre quirúrgico con alta tensión.

Tratamiento y pronóstico

El manejo de las cicatrices patológicas combina varias estrategias:

  • Silicona tópica o en láminas, para mejorar textura y color.

  • Masajes y presión localizada, que ayudan a aplanar la cicatriz.

  • Infiltraciones intralesionales con corticoides o 5-fluorouracilo.

  • Láser, crioterapia o radioterapia, en casos seleccionados.

  • Cirugía, solo cuando la lesión es extensa, siempre acompañada de tratamientos adyuvantes para evitar que reaparezca.

Las cicatrices hipertróficas suelen mejorar con el tiempo. Los queloides, en cambio, pueden persistir o reaparecer, por lo que requieren seguimiento prolongado. Una buena planificación quirúrgica, técnicas que reduzcan la tensión y cuidados adecuados son la mejor prevención.

Referencias

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La cicatrización es el proceso mediante el cual nuestro cuerpo repara una herida en la piel. En la mayoría de los casos, la piel se regenera de forma ordenada y la cicatriz final es discreta. Sin embargo, algunas personas desarrollan cicatrices patológicas, donde el tejido crece en exceso o de manera irregular, afectando la apariencia e incluso la función de la piel. Es por ello que la cicatrización patológica representa uno de los mayores retos dentro de la cirugía plástica y reconstructiva.